Estar formados significa estar configurados en el Corazón de Jesús el Buen Pastor
"¿Cómo te llamas? ... Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti" (Marcos 5: 9ff).
"En el misterio del Corazón de Cristo, el misionero comboniano ve, en su expresión más completa, las actitudes internas de Cristo y las asume: su don incondicional al Padre, la universalidad de su amor por el mundo y su participación en el sufrimiento y la pobreza de los hombres" (RV 3.2).
"La capacitación debe trabajar principalmente en las motivaciones internas y debe educar para enfrentar con creatividad, competencia y flexibilidad los desafíos que surgen de las nuevas situaciones" (Ratio Fundamentalis 113).
Queridos y amados hermanos,
En comunión con toda la humanidad, este año celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús en un contexto especial caracterizado por la pandemia COVID-19 que continúa causando tanta tragedia y tanto dolor en todo el mundo. Teniendo fe en Dios, invitamos a todo el Instituto a contemplar el Corazón de Jesús abriendo nuestros corazones al misterio de su amor para que este misterio nos toque profundamente, nos libere de todas las fuerzas que nos encierran o nos aíslan y nos ayude a ser fieles a nuestra consagración y nuestra misión.
Como discípulos misioneros, nos colocamos en la escuela del Corazón de Jesús que, en su humanidad, nos revela el Corazón de Dios, el Corazón del Buen Pastor que sale, se acerca a los pobres, sufrientes y marginados, invitándolos a salir de su aislamiento, de su falta de comunicación, capaces de comunicarse y experimentar un encuentro de calidad con Dios, con los demás y con la creación. Se trata de participar en el amor que siempre se comunica y que, si lo recibe el ser querido, siempre da vida, lo hace crecer y educar, en el sentido de la educación latina, lo que significa sacar lo mejor de las personas.
Es importante señalar que este encuentro con Cristo pone en marcha un proceso de conversión, formación y transformación o, mejor aún, de "cristificación" que dura una vida y que debe tocar el corazón. El contenido de nuestra formación inicial y continua es la santidad y la transformación de la persona en Jesucristo a través de la doble orientación complementaria de secuela e imitatio Christi. En consecuencia, la conversión a otro Cristo es para nosotros un privilegio de la misericordia y la gracia de Dios y, al mismo tiempo, una responsabilidad que nos compromete a la coherencia de la vida con la pregunta apremiante e incesante: "¿Qué habrían hecho Cristo y Comboni en este momento histórico?".
Como Combonianos Misioneros del Corazón de Jesús, en el camino de la formación inicial como en el de la formación continua, cultivar, profundizar y contextualizar nuestra espiritualidad del Corazón de Jesús sigue siendo el compromiso personal de nuestro Instituto, de modo que toda nuestra vida siempre se adhiere más al "programa" contenido en nuestro nombre.
Es Cristo quien, con su corazón acogedor, manifiesta su plena confianza en el otro, sea cual sea la situación en la que se encuentre, lo valora y lo devuelve a la comunidad, a su hogar, símbolo del lugar de esperanza, amistad y calidez humana. La vida está hecha de comunicación y relaciones de calidad. San Daniel Comboni habla del Instituto "como un Cenáculo de Apóstoles, un punto luminoso que emite muchos rayos que brillan, calientan y revelan juntos la naturaleza del Centro del cual emanan" (ver Escritos 2648). La esperanza es que el Corazón de Jesús sea verdaderamente el centro de comunicación entre todos los cohermanos y que podamos hacer de la comunicación fraterna un instrumento para construir puentes, unir y compartir la belleza de ser hermanos en una misión en un período marcado por contrastes, división y indiferencia.
Finalmente, reflexionando este año sobre el tema de la ministerialidad en el Instituto, rezamos para que la contemplación del Corazón de Jesús nos ayude a vivir la misión no superficialmente como un papel que desempeñar, sino como un servicio al Reino de Dios y como la expresión de un proceso de kenosis y descentralización. ¡Buena solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús para todos ustedes!
El Secretario General de la Formación y el Consejo General
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